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20 de marzo de 2023

Semana de la Veneración de la Cruz

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¿Por qué es necesario negarse a sí mismo? Porque una persona que no vive para Cristo, sino que se guía por sus propios deseos y concupiscencias, no puede llamarse cristiano, ya que no es diferente de un pagano. El Señor nos llama a negar nuestra propia voluntad y asegurarnos de que nuestra voluntad esté completamente unida con Su voluntad Divina, para que vivamos en obediencia a Sus mandamientos y leyes Divinas. Para que nuestra vida esté completamente subordinada a Él.

Esto es lo que significa tomar tu cruz. Es diferente para todos. La cruz es todo lo que recibimos sin nuestra voluntad, aceptado de Dios por Su voluntad o por Su permiso. La cruz es la obediencia que nos ha confiado la Iglesia. La cruz son esos dolores que nos llegan en contra de nuestro deseo, esas enfermedades que nos sobrevienen y que debemos sobrellevar con humildad. La cruz son las personas que nos rodean y que están cerca no porque las elegimos nosotros, sino porque el Señor así lo agradó. Nos rodean independientemente de que queramos o no queramos, de que nos gusten o no, de que nos agraden o no, de que nos hagan bien o mal. Dios nos ha puesto a cada uno de nosotros en ciertas condiciones de vida, y ellas son para nosotros la obediencia que debemos llevar con mansedumbre y humildad, imitando al mismo Señor Jesucristo.

No es casualidad que el Señor le recuerde a la gente: El que quiera salvar su vida, la perderá, y el que pierda su alma por mí y por el Evangelio, la salvará (Mc 8, 35). Se trata de la vida humana. Si una persona todos los días piensa solo en cómo obtener más ganancias o más placer, está arruinando su vida, su alma. En el mismo caso, si una persona piensa en cómo dedicar su vida a Dios, a la Iglesia y a las demás personas, si no escatima sus fuerzas para cumplir con la obediencia a la iglesia y no cuenta su tiempo para darlo a otros pueblo - es decir, lleva su cruz, salva su alma y su vida.

La cruz no se elige y de la cruz no se desciende, sólo nos la quita Dios. Por tanto, debemos percibir la cruz que se nos da como la voluntad de Dios y no buscar nada propio, sino pensar en cómo agradar a Dios, en cómo cumplir sus mandamientos.

Que las palabras del Señor Jesucristo que hemos escuchado hoy, así como la hazaña de los Nuevos Mártires y Confesores de Rusia, entre los que se glorifica el Hieromártir Platón, Obispo de Revel, nos enseñen que hay una verdadera vida cristiana, para que ya en la vida terrenal gustemos del Reino de Dios que ha venido con potencia. Amén.

 
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