07 de junio de 2025

ADORACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD

(de las obras de San Dimitri de Rostov)

¡Todas las fuerzas de mi alma, venid adoremos a Dios uno en la Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!

¡Todos los pensamientos de mi corazón, venid adoremos a la Trinidad, venerada en Su unidad!

¡Todos los sentimientos de mi cuerpo, venid adoremos, postrémonos y lloremos ante el Señor que nos ha creado!

Te adoro Santísima, Unisubstancial, Vivificadora e Indivisible Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; creo en ti y te confieso, te glorifico, te doy gracias, te alabo, te venero y te exalto y te ruego:

¡Ten piedad de mí, tu siervo inútil!

¡Ten piedad de mí, tu siervo inútil!

¡Ten piedad de mí, tu siervo inútil!

Te adoro, Dios Padre, ya que me has traído de la inexistencia y me adornaste con tu Divina imagen.

Te adoro, Dios Hijo, ya que con tu preciosa sangre me hs redimido de la maldición de la ley y me has iluminado con el santo bautismo.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, ya que me has vivificado, me has enseñado y con la luz de la fe me has iluminado.

Te adoro, Dios Padre, ya que me has dado el alma con tu Divino y vivificante aliento.

Te adoro, Dios Hijo, ya que has entregado tu alma por mí sobre la cruz.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, ya que has librado mi vida de la muerte, mis ojos de las lágrimas y mis pies de la caída.

Te adoro, Dios Padre, ya que a mí, pecador, no me destruyes con mis iniquidades, sino que eres paciente, esperando mi conversión.

Te adoro, Dios Hijo, ya que no quieres que la muerte venga sobre mí, pecador, sino que con misericordia me llamas al arrepentimiento.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, ya que no me desprecias cuando me vuelvo a ti, ni me rechazas cuando me postro ante ti, sino que me recibes como a un hijo pródigo y renuevas un espíritu recto dentro de mí.

Te adoro, Dios Padre, que purificas todas mis iniquidades.

Te adoro, Dios Hijo, que curas todas mis dolencias.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, que redimes mi vida de la corrupción.

Te adoro, Dios Padre, que no estarás enojado para siempre ni te enemistarás eternamente.

Te adoro, Dios Hijo, que no me tratas según mis iniquidades.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, que no me retribuyes según mis pecados.

Te adoro, Dios Padre, te apiadas de mí como un padre se compadece de los hijos.

Te adoro, Dios Hijo, que conoces las pasiones de mi naturaleza y mis debilidades.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, que sanas mis enfermedades y me limpias de toda impureza.

Te adoro, Dios Padre, ya que me levantas a mí que estoy caído.

Te adoro, Dios Hijo, ya que me buscas a mí que estoy perdido.

Te adoro, Dios Espíritu Santo, ya que me vivificas a mí que estoy muerto.

Te adoro, Dios Padre misericordioso, mi esperanza.

Te adoro, Dios Hijo paciente, mi refugio.

Te adoro, Dios Espíritu Santo bondadoso, mi protector.

Verdaderamente es digno adorarte, glorificarte y darte gracias, ¡Oh, Santísima Trinidad!, a quien todas las fuerzas celestiales, los querubines y serafines, te alaban con trisagios, todos los santos te dan gracias, toda la creación te adora como fieles siervos, y yo, como un gusano mortal que se arrastra, audaz ante la grandeza de tu gloria inaccesible, con la esperanza de obtener tu misericordia me atrevo, sin vergüenza, a postrarme y rogar: otórgame el postrarme siempre ante ti, creador mío, sin condenación ni pereza, conocerte solo a ti, amarte y temerte, guardar tus preceptos y caminar por la senda de tus mandamientos, enaltecerte y glorificarte hasta mi último suspiro; y después de la separación de mi cuerpo mortal y mi nueva unión con él, no me prives de exclamar con alegría para siempre con quienes te han complacido: '¡Santo, santo, santo!' Amén».