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11 de junio de 2025

En gloriosa memoria del Padre Archimandrita Veniamin (Voznyuk) 1926-2025.

El sábado 25 de mayo/07 de junio de 2025, en vísperas de la Gran Fiesta de Pentecostés, el Padre Archimandrita Veniamin Vozniuk falleció pacíficamente en su celda monástica en el suburbio chileno Arrayan de Santiago de Chile, en el 99º año de su vida.

El Señor, en cuyo poder está señalar la hora de la muerte, decretó que su fiel y humilde servidor muriera exactamente en el décimo aniversario del vergonzoso desalojo de la iglesia que había construido en la calle Holanda. Esta desgracia fue ideada y llevada a cabo por el obispo Juan de Caracas, junto con miembros de la Sociedad del Cementerio. Al anciano archimandrita y a sus acompañantes no se les permitió entrar en la iglesia, amenazando con carabineros. No pudo servir en su iglesia el día de la fiesta, ni siquiera se le permitió retirar sus propios ornamentos, y a partir de entonces sólo ofició en el monasterio.

El fiel y humilde servidor de la Iglesia Rusa en el Extranjero, nació en Zhitomir el 27 de enero/09 de febrero de 1926.

Entró por primera vez en la iglesia siendo un adolescente durante la semana del Hijo Pródigo y escuchó el canto «Abrazo del Padre» (que también se canta en la tonsura monástica) y desde entonces le gustó tanto esta oración que a menudo se la cantaban a Batiushka la Madre Juliana y las hermanas y niños del orfanato chileno.

A los 17 años de su vida fue tonsurado por el Obispo Leoncio (luego Arzobispo de Chile) quien le puso el nombre de «Benjamín» por ser el menor de sus hermanos, y desde entonces se hicieron compañeros, compasivos y confesores de la fe durante la persecución atea. Muchas veces el Señor salvó milagrosamente a sus fieles servidores de la inevitable muerte.

El mismo P. Benjamín contaba a menudo casos en los que tuvo que huir de los oficiales de la KGB en sotana cuando ya estaba en el exilio. Llegó a Sudamérica en 1952 y viajó a Paraguay y brevemente a Argentina, llegando a Chile en 1953.

Con monseñor Leoncio construyó una iglesia en honor de la Santísima Trinidad y el Icono de Kazán en la calle Holanda de Santiago de Chile, una iglesia en Lima (Perú) y el Monasterio de la Dormición con un orfanato en honor de San Juan de Kronstadt y un hogar para ancianos. Fundó el Cementerio de Holanda en Santiago de Chile y el Monasterio de la Dormición con un orfanato en honor de San Juan de Kronstadt y un hogar para ancianos. Creó la Sociedad del Cementerio.

Monje trabajador, orante, estricto y modesto, cumplió los votos monásticos, las reglas litúrgicas y las tradiciones. Cumplió con la obediencia monástica sólo ante los ojos del Altísimo, como hacen los demás cuando se les mira. Nuestro predilecto y querido rezador de América del Sur era poco celebrado y sin pretensiones.

No estamos en condiciones de compilar una biografía completa del Venerable Padre Benjamín. Lo haremos más adelante.

Tras la subordinación concreta del metropolita Laurus al Patriarcado de Moscú, el padre Benjamín perdió la confianza del episcopado. No mencionaba a ninguna autoridad por su nombre durante los servicios divinos, sino sólo al «Obispado ortodoxo de la Iglesia perseguida de Rusia». Permitió que pocas personas concelebraran con él, incluso entre sus conocidos, y pidió ser enterrado simplemente, sin la participación de ningún clérigo. (Se volvió más estricto en esta cuestión tras las informaciones falsas sobre su supuesto paso y el de la madre Juliana bajo la protección de una jurisdicción particular).

Por tanto, se cumplió esta última de sus voluntades. Pero dicen que los funerales muestran cómo era una persona ante Dios. Así eran, según la madre Juliana:

Lavaron el cuerpo del padre. Lo vistieron con ropas monásticas y sacerdotales y lo depositaron en un ataúd encargado por sus familiares, en la iglesia del monasterio. Cantaron el canto de despedida y leyeron el Evangelio por turnos. El Padre pasó la fiesta de la Trinidad en su último hogar terrenal. Y el lunes, día del Espíritu Santo, desde la mañana se reunieron en la iglesia para cantar y leer las oraciones de réquiem. La gente empezó a congregarse y llenó la iglesia hasta tal punto que tuvieron que dejar las puertas abiertas. Fieles parroquianos y hijos espirituales, árabes, chilenos, antiguos niños del orfanato, conocidos y desconocidos vinieron a rezar y a despedirse. Llegó la hora de partir hacia el cementerio.

Varios autos acompañaron al coche fúnebre. Cuando llegaron al cementerio, había un numeroso grupo de sus antiguos feligreses que le habían abandonado desde que les echaron de la iglesia de la Trinidad. Se acercaron a la madre y, tras enterarse de cómo iba a ser todo, les dijeron que hicieran lo que decía la madre Juliana. No entraron en la capilla. La tumba preparada junto a la del arzobispo Leoncio fue rociada con agua bendita. Cantaron oraciones de responso y lo enterraron lentamente con pequeñas palas. Había un número sorprendentemente grande de personas, ¡como en Pascua! Tanto fieles amigos como traidores. Estos últimos, quizás, se despedían pidiendo perdón....

El noveno día coincide con el domingo. Así lo ha dispuesto todo el Creador Omnisciente.

En Sudamérica nos sentíamos seguros gracias a las oraciones del P. Benjamín. Con el fallecimiento de este humilde archimandrita y gran guía de oración para todos los que lo queríamos y le odiaban, se van apagando poco a poco las últimas chispas del espíritu de la Iglesia en el Extranjero. Nos queda tomar ejemplo del archimandrita y sin juzgar a nadie hacer nuestro propio trabajo lo mejor que podamos. Vivimos en una época en la que «los que nos matan piensan que están ofreciendo un servicio a Dios»... ¡Pero Dios es el Juez de todos! Y aquí Él ha revelado Su verdad a todos a través de la muerte y sepultura de Su fiel siervo. ¡Creamos en el poder de las oraciones de nuestro querido Padre ahora ante el Trono Celestial!

¡Sea eterna tu memoria, Nuestro Venerable y Memorable Padre Benjamín!
¡Sea eterna tu memoria!



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